Outono Musical - óleo sobre tela 60 x 90 |
Manual del Bien
El amor aproxima a las personas, la indiferencia las aleja.
El cariño cura heridas en el corazón, el desprecio mata lentamente.
La palabra lleva a una acción, el silencio mortifica el alma.
No dejes de demostrar tu amor por las personas.
No permitas que la indiferencia te aleje de las personas que fueron o
aún son importantes en tu vida.
No desprecies el sentimiento de nadie, sé cauteloso para no herir
corazones que te aman.
Di siempre alguna palabra de cariño a las personas que quieren que estés
bien, pues muchas de ellas esperan ansiosas una palabra de ternura que venga de
ti. No te ocultes de las personas que te tienen como una luz en sus caminos.
Jamás silencies tus palabras cuando ellas alimentan de esperanza y
fuerza a aquellos que ya poseen una vida
bastante sufrida.
Protege siempre al otro, deja de preocuparte apenas contigo mismo, pues
de ti cuidarán los que te aman.
Sé como una fuente de agua inagotable en el desierto de sufrimiento que
viven muchos hijos de la vida. En esta tierra tenemos que cuidarnos los unos a
los otros. No reclames cuando alguien te pida que cuides al prójimo, porque,
tal vez no muy distante de ti, alguien está pidiendo que los ángeles te cuiden
a ti también y te protejan en todos tus caminos.
Sé sincero en cada gesto de bondad, olvidándote de las recompensas,
verás que ellas te llegarán cuando menos
las esperas. Tal vez, ya te estás sintiendo cansado de dar amor al
prójimo, ¿y sabes por qué esto ocurre? ¡Porque esperamos demasiado por las
recompensas de nuestras buenas acciones! ¡No se puede dar con una mano y
extender la otra para recibir de vuelta la recompensa! Esa no es una buena
acción, es un intercambio de favores.
Sé constante en la lucha por el bien y nunca te dejes llevar por las
vanidades de la vida, recuerda que la vida en este planeta es apenas una
estación para el alma, dentro del tiempo de la eternidad.
Rozilda Euzebio Costa
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